miércoles, 25 de febrero de 2009

Una gota...

Una gota...

Una gota que se desliza lentamente por el cristal, cae sin freno, zigzagueando poco a poco por el vidrio hacia el final que le espera, afuera, la gente, no tiene tiempo para observarla, la lluvia les moja, apuran su paso e ignoran la tragedia. Sin remedio, no tiene forma de evitarlo, su camino es estamparse contra el marco. ¡Que horrible final! ¡Que irónica su muerte! Morir como has llegado: cayendo, siempre dejando un rastro allá por donde pasas, y sin embargo; que estúpida gota, como se ilusiona por sobrevivir, como aguanta en su paso, arrancada por los vientos, arrastrada por la gravedad hacia su inevitable fin... ¡tan sola! ¡Tan fatalista! Y sin embargo, se aferra a su breve vida como si deseara estar eternamente deshaciendose y cayendo. La lluvia no cesa de caer, no para, y sin embargo, ella ya no es parte de esa lluvia... se ve tan sola y la vida se hace tan larga... tan fría... desearía descender con el resto rapidamente... pero allí... en ese lugar apartado de los peligros de la libre caida al suelo... la muerte próxima es agónica, inclemente y cruel... puede ver las luces de la habitación, el dedo de un niño que recorre por dentro su mismo camino, como divirtiendose ante el morbo de los estertores de la gota, ajenos a su vida.

Sin forma de aguantar, decide caer, la ventana es larga, casi parece infinita... pero poco a poco se deshace... quizá no toque el final... como asi muchas gotas como ella, agónicas, atrapadas en un cristal... pueden sentir como las ignoran algunos, como otros se mofan de su suerte... pero... a veces dos gotas se encuentran... esas gotitas, inocentes, estúpidas e inertes... no hacen mas que darnos una lección... unidas... forman una gota mas grande, de vida mas larga a veces, si dejan suficiente rastro, quizá no mueran estampadas contra el marco. Otras, se unen y caen juntas, y mueren rechazando la soledad y el olvido. Es un extraño romance, es un curioso fenómeno, que asombra y divierte los ojos de los niños, es algo tan vanal... y sin embargo tan importante.

Jamás importará a nadie, jamás nadie se fijará en el recorrido de una gota mas que por pura diversión... y sin embargo, somos tan inocentes como ellas, casi tan inertes, y tan estúpida nuestra existencia como la suya propia. No digo con esto que debamos decirnos a nosotros mismos que nuestras vidas carecen de sentido, ni que nuestras vidas sean horribles. Pero, quizá a veces, deberíamos vernos a nosotros mismos deslizándonos por un cristal, dejando un pequeño rastro... quizá aprenderíamos a aprovechar cada segundo, quizá haríamos que nuestro rastro sea lo mas importante posible... Dos simples gotas de lluvia, pueden enseñarnos la lección de que todos necesitamos a alguien... dos gotas unidas, durarán mas, disfrutarán mas intensamente cada segundo, el romance estúpido de dos gotas no es tan distinto a los nuestros...

Hay muchas formas de verlo; muchas formas de vivir nuestra vida, algunos dicen "Carpe Diem" algunos buscan dejar su marca al máximo, otros buscan el amor, y otros se resignan a morir. Pero al final...

[...]

No somos mas que gotas de lluvia sobre un cristal...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Coma unha gota, coma unha simple gota, perdemos forza, e tamén a gañamos con compaña sí.
Quérote.

Loco al habla dijo...

Dos gotas están condenadas a vivir juntas. Es casi imposible que a lo largo de la corta vida de una gota ésta no se encuentre con ninguna otra. Es por eso por lo que deben, como tu dices, saber combinarse en ese no tan absurdo amor que las unirá hasta el final de sus días. Muy buena metáfora.

Un saludo:


Loco al habla