jueves, 13 de agosto de 2009

Soledad

Parece que no pase el tiempo por este cuarto vacío, acumulándose las horas en un rincón; la Luna espera el relevo del Sol de un nuevo día, sin la esperanza de que nos ilumine su luz... ¿para qué abrir los ojos una vez mas en vano? ¿Para qué cegarse, acostumbrado a vivir las noches con las pupilas dilatadas, el corazón palpitante, y la mente intacta, en blanco, solo regodeándose en su mismo vacío y tedio? ¿Para verse solo...?

El mismo cansancio respondió a mis dudas, y aún a mediodía no se abría esa persiana. Lento hasta la desesperación, el minutero parece atascarse, rompiendo la barrera de la lógica, la rutina se ha vuelto ciclos que no parecen avanzar y con el mismo cristal que separa muerte y vida, parece que me he creado un propio mundo donde aguantar las lágrimas no es tan complicado, es, al contrario, lo normal.

Parecía tener ilusiones, y hace nada estaba ahi, en primera página, luchando por sacar un cacho de mi tiempo. Y ahora regalo pedacitos de alma a cambio de un minuto perdido en hacer algo distinto a nada. Ahora me vendo al mismo diablo por un día perdiendo el tiempo en cualquier esquina junto con algún alma vagabunda.

Ya no corren los pasos cercanos en la calle.

Ya no suenan mas voces en este frío portal.

Ya no hay nuevas ilusiones, mal forjadas sobre casas sin cimientos.

Ya no hay nada... ¿que hacer cuando no hay nada?

Me he convertido en un vagabundo de los corazones, que vaga por las calles de su soledad pidiendo cachitos de compasión que le hagan sentirse un poco mas lleno, un poco mas pleno por dentro. Me he convertido en un mendigo que pide que le cierren estas llagas que se abren, poco a poco, del pasado que en su día cortó mi alma con cada segundo, como cuchillos de frío hielo que se abren paso en ella hasta helarla por dentro... hasta hacerme sentir vacío... congelado en mi interior. Solo busco un momento a tu lado, solo busco un abrazo, un beso, una palabra que me haga sentir que algo sujeta mi carcasa desde dentro, que me haga sentir que no existo en vano, que aún vivo, que aún puedo romper el cristal.

Soy un solitario, ¿quién me rescatará de mi mismo... De mi soledad?

[...]

Abrí mi corazón y mi alma, busqué por todas las esquinas buscándome a mi mismo, oculto por miedo a quedarme solo;... pero, por más que busqué, no encontré nada.