domingo, 27 de septiembre de 2009

Un pedacito de tiempo

Te encontré en un papel, rebuscando entre mis recuerdos relacioné y recordé- te llamabas felicidad en aquellos momentos; felicidad, tu y tantas otras cosas que jamás podré volver a relacionar con la felicidad. Te encontré en un papel, y eras restos desprendidos de mi corazón, plasmados en palabras de amor que no decían apenas gritos desesperados que pedían auxilio a toda costa. Echando la vista al pasado, había tantas salpicaduras, tantos restos de ti, de cosas que pueden recordarme a ti aún sin haber siquiera sabido de tu existencia -y tan solo eran breves atisbos de lo que me esperaba, de las sonrisas y lágrimas de un probable mañana- que jamás podría pararme a pensar en todos ellos a la vez, asi que dediqué mi tiempo a repasar mi pasado, mis "felicidades".

Cuanto mas ahondaba, mas profundo era el hueco que se revelaba en mi, ese vacío jamas completado. Las paredes se fueron llenando de errores y desamores, de osadías y desventuras. Caer y levantarse, dar y recibir, tropezar... ¿para tambalearse? Apenas había tropezado en mis recuerdos y ya creía poder caer. Pero no caí, decidí seguir. ¿Como etiquetarte entre tantos otros nombres? Tantos otros recuerdos han llevado tu nombre, y ahora no sabría que decir de este...

Les llamé cínismo, y me utilizaron con palabras afiladas como cuchillas que semejaban ser tan solo halagos; les llamé traición, y cuando me di la vuelta me clavaron el puñal en la espalda; les llamé error, y no quise saber mas en cuanto pude cerrar las puertas de mis propios infiernos; les llamé dolor, y aún a veces arden en mi interior como sal en las heridas...

¿Decepción? Quizá sería acertada, y es que querría ser feliz tanto como tu nombre decía hacermelo a mi. Quizá jamas podría hacerlo, ni jamás podré. Pero llegada la hora de cerrar un caso, de guardar un pequeño tesoro, bueno o malo, entre las llagas de mi corazón... no querría volver a guardar algo doloroso. Si, bien se que no debo olvidar mis errores, pero mi error no es mas que el de siempre confundir la mirada y torcerla a donde no debía mirar -todo ello, sin connotaciones que deban llevarte a pensar mal-. Mi mayor error fue dejar que me afectara aquello que a ti te afectaba, pero no podía evitar errar, ya que esa era la condición por la que eras mi felicidad cuando tu nombre era bien merecido por ti. Y cuando creí que no eras capaz de evitar tus propios tormentos, me vi atrapado en una quimera, en una espada de doble filo que cortaba por ambos lados. Y aún asi no pude decir que eso fuera error de nadie... y como mucho mío, creer ver mas allá cuando jamás había observado que había delante de mis narices. Debo cambiar, tengo mucho que avanzar obviamente y jamás habré acabado mis pasos hasta el día en que no pueda dar ninguno mas. Mientras tanto, seguiré avanzando sin borrarte de mis recuerdos.

Te llamaré recuerdo, te llamaré por el nombre que te llamé todo este tiempo, ese que tu bien sabes, lleno de tantos calificativos y/o piropos detrás que parece que no podré acabar nunca de enumerarlos. Pero va siendo el momento de archivar este recuerdo para dar paso otra vez a mi extraño vagar por las aguas de mis visiones y demás locuras. En donde no hay nadie que hipnotize mis distraidas pupilas, siempre embebidas en sueños y recuerdos como el tuyo, que desearía por momentos que se detuvieran en un pequeño pedacito de tiempo. Vaya, tendré llagas y sal en las heridas cuando estas se abren una y otra vez... pero, al final, de pocas heridas me arrepiento, mismo de aquellas que no ahondaron por no haber querido ellas ser mayores, ni mas profundas. No creo que este otro pedacito de tiempo a tu lado merezca ser borrado, ni odiado. No te sientas mal si ves que algo te identifica aquí, quizá no te equivoques, quizá si. ¿Quién sabe que clase de recuerdo serás, eres o fuiste para mi? Hay recuerdos y recuerdos, y no todos ahondan en el corazón, ya muchos han marcado mi espalda a cuchilladas, otros mis ojos ante la sorpresa y otros mi mente ante el impacto fatal del trauma. Hay miles de ellos, y juro que si apenas he borrado algunos, era porque se dedicaban a revolucionar al resto de mis recuerdos, desordenando mi mente.

Deseo ser feliz, y algun día poder ser para alguien un recuerdo como lo eres tu ahora, como lo sigues siendo y entrometiendote en otros de mis pequeños recuerdos. Tu, y todos, pequeños pedazos que tranquilamente podría expresar en un papel con palabras, breves y concisas, pero que tan solo mis ojos podrían leer, y tan solo mi mente y corazón comprender...

[...]

domingo, 6 de septiembre de 2009

El secreto de V.

¿Cuántas veces van ya (con esta) que te detienes en tu camino a pensar cuál será el próximo desvío a tomar? Estoy seguro de que no tendrías suficiente con manos y pies juntos para enumerar tantas decisiones que, aún habiendo sido tomadas, lamentaste tanto haber tenido que tomar. De todas formas es normal, todos hemos pasado por esos temores propios del momento de abrir una puerta y desconocer que se halla detrás. Y por supuesto, también hemos lamentado que no nos hubiera salido una mejor opción, aún sin saber que había en las otras opciones y sabiendo que podrían haber sido aún peores que la escogida.

Apenas hace un año, yo abrí una de las puertas mas importantes y decisivas en mi vida, y aún hace poco que decidí (mas bien comencé a ser consciente de) que no tenía nada de lo que quejarme. Siempre podría haber salido todo mucho peor ¿no?. Pero dejando de autoconsolarme y, siendo realistas, de nada vale lamentarnos ante los cruces de caminos que se nos presentan en la vida. Nuestro recorrido no es mas que una carrera huyendo del tiempo, hacia el precipicio que es la muerte. Si te quedas parado, el tiempo te arrastrará a la muerte sin siquiera haber disfrutado de tu camino. Si, nuestro camino puede resultar (desde algún punto de vista) vanal y suicida hacia un final inevitable para todos; pero, ¿acaso nunca te pasó que, viajando o caminando, te sentiste tan a gusto en el trayecto que deseaste no llegar nunca a tu destino? La vida es lo mismo que un largo viaje. Podremos ir por cualquier lugar, ya que todos los caminos llevan a Roma y todas las vidas llevan a la muerte. Sin embargo, no disfrutarás del viaje si temes el camino a tomar. No dudes. Al ver atrás te veo a ti (o vosotros), y me veo a mi dudando en tiempos pasados, dudando ahora de todo, y ahora aún lamentando haber perdido tanto tiempo dudando. Aún asi... no lamentaré demasiado; no sea que se me eche el tiempo encima sin haber disfrutado.

Podrías pensar que es absurdo ignorar el destino de nuestro viaje (ya que es muy fácil no ver al frente y evitar los miedos no afrontándolos), ese inevitable destino que, tarde o temprano alcanzaremos. Aún así, el destino de la vida (la tuya, las vuestras, las del resto, la mía), es una incógnita, ya que no se cae siempre al abismo por el mismo sitio, ni jamás se recorre el camino por el mismo lugar que otro lo recorrió. Se trata de recorrer, precisamente, feliz ese camino y caer al final con una sonrisa en los labios y orgullo por delante de haber vivido disfrutando. No será el mismo destino que el de aquel que no disfrutó su camino, o se dedicó a amargar el del resto, quien no podrá caer seguro y con orgullo.

La vida es un viaje, y los recuerdos tesoros a consevar hasta el final del trayecto y en la posteridad. Lucha por que los recuerdos del mañana sean aún mejores que los del ayer. No temas si son peores, piensa que pudieron serlo aún mas. Vive sin prisa en el camino, pero sin pausa. Vive, sobre todo, con una sonrisa en los labios y con ese brillo de alegría en tu mirada; la mirada de aquellos que pueden disfrutar hasta los mas pequeños detalles que nos brinda la vida. Vive sin miedo, vive con ganas de seguir adelante y te tenderé mi mano. Espero que me tiendas la tuya si algún día, la preciso para seguir en pie. Ante todo, ponte cómodo/a, y disfruta del viaje.

[...]

"La vida espera por quienes aman vivir, y eso no es un secreto". - Tony Kakko (Sonata Arctica)