sábado, 12 de diciembre de 2009

Espejo de la locura

 Hay momentos en los que la frustración es la única salida a la verdad, el único escape a la tristeza. Y él vivía buscando una nueva salida. Quiso hacer fuerza de sus frustraciones, quiso gritar al mundo lo que todos sabían y nadie quería ver. Jamás tuvo miedo de caer, de perder, de no ser escuchado: sabía lo que le esperaba, y aún asi siguió adelante. Cada intento fallido era un tono mas alto en su voz. Gritó hasta caer rendido, sentenció a muerte a su olvidada voz. ¿Pudo un hombre alguna vez creer en algo que solo parecía sentir él?
Quizá no, quizá solo él podía ver mas allá de las mentiras de los humanos. La situación era lamentable. No podía soportar como la gente se engañaba a si misma, entre si. Tomó a todos por locos y no fue capaz de soportarlo. Decidió vengarse, pero jamás pudo contra ellos. Y si bien la locura podría ser mayoritaria, el era el cuerdo en un mundo de locos, una auténtica demencia.

 Le obligaron a vender todos y cada uno de sus sentimientos, exiliaron su corazón, obligado a navegar en un mar de dudas. Ante la negación sistemática de todo planteamiento, sus ideas se marchitaron como flores sin agua. Comenzó a dudar de si mismo, de todo, de la verdad. No importaba ya lo que había visto, ya no podía darse cuenta de que había caido en una espiral infinita de la que la única salida era fatal.

 Se perdió buscando el rumbo de sus propios pensamientos, que rugían latentes en su cabeza como una tormenta acercándose en una noche de verano; se perdió y no supo volver al camino, confuso por haber sido traicionado por todo aquello en lo que una vez creyó. Desde entonces vagó solitario entre las sombras de fantasmas que lo atormentan, haciendole recordar lo que siempre temió y hoy era cierto. Allí, entre la espesura de sus pesadillas, dejó volar su mente confundiendo los sentidos, como en un trance letal, su cabeza pareció reventar en mil esquirlas que rasgaron todos y cada uno de sus ideales. Allí, creyó haber estado confundido día a día y se autoconvenció que jamás había visto una realidad nueva, pero su espanto ante la verdad que se le presentaba era tal que no pudo volver a abrir los ojos a la luz y, ciego, se tambaleó a tientas años y años mientras el dolor devoraba su mente pedazo a pedazo.

 Poco a poco, paso a paso, arrastrándose... cayendo al fin- Sus pensamientos se volvieron gotas de agua descendiendo lentamente hacia el suelo, para luego volverse hielo ante el frío de su corazón, reflejando en él la pura imagen de la locura.
.
 Reflejandolo a él.

 [...]

 Mas ciego, jamás pudo ver la locura de la verdad en sus ojos.

¿Quién es el loco ahora?

3 comentarios:

Carlinha dijo...

Faite lume e baila!

Non hai loucura.
:E

;)

Quérote.

Adri Moa dijo...

Si está ciego, ¿cómo ve la locura? Pero mejor la locura de la verdad que la comodidad de la mentira, aunque no todos piensen igual.

Anónimo dijo...

Brillante. Simplemente.Hacía tiempo q no me pasaba por aquí, y leyendo este texto me arrepiento de no haberlo hecho con mayor asiduidad.

Me da pánico verme reflejada en éstas palabras... :S

Lily