viernes, 20 de noviembre de 2009

Mentiras (de verdad)

Aún no se como puedo dormir tranquilo, solo de pensar que algún día educaré a un niño (quizá) sobre las mismas bases en las que yo creo y espero seguir creyendo algún día. No sé como puedo pegar ojo y aguantar los gritos que soltaría de tener suficiente voz para hacer que me escuchara todo el mundo. Me invade un sentimiento de rabia, de vergüenza a cada instante, a cada momento que me doy cuenta de todo aquello que me tragué como verdades en su momento, a todo lo que me enseñaron de pequeño y que hoy trato de aplicar y es tachado de insocial, de inmaduro, de fuera de lugar.

Desde pequeño me trataron como a una persona, nunca me ha gustado cuando a un crío lo tratan de idiota, nunca he soportado esos padres que dicen "caca" cuando sus hijos de 3 años recogen del suelo un papel en la calle, cuando deberíamos saber explicar a nuestros hijos que no se deben ir recogiendo cosas del suelo porque es un asco, no "caca" como si todo aquello que no se debe tocar fueran excrementos; menos aún teniendo en cuenta que el padre del niño devuelve el papel al suelo ante los ojos del pequeño, pero le dirá claramente que las cosas han de ir a la papelera: he aqui el quiz de la cuestión de esta nueva crítica. ¿Porqué esta "doble moral" de la que somos conscientes no tiene freno alguno? ¿Hasta donde llegan los límites de la autoignorancia (de cuando uno ignora todo aquello que debe conocer sobre sus propias acciones y consecuencias de estas acciones) humana?

Desde que somos niños, nos enseñan mil valores de amistad, de solidaridad; nos venden y machacan la tolerancia y nos inyectan amor en vena adulterado por los dibujos animados y los eventos infantiles ultralucrativos. Recuerdo claramente que para mi un amigo siempre ha sido alguien en quien confiar y que debe saber que en ti puede confiar igualmente; recuerdo que el amor era algo ciego, algo carente de intereses, algo cálido y abstracto, incontable, que no se reducía a 4 kg de maquillaje por mejilla y 47 kg en la báscula. Recuerdo de sobra que los animales y los bosques eran valores naturales a conservar por todos nosotros, que eran parte de una naturaleza a la que nosotros pertenecíamos, que todos nosotros debíamos respetar e integrarnos en ella porque eramos animales y no eramos quien para decidir sobre ellos, ni menos aún para decidir en que zonas se deberían proteger unas especies u otras, sino que la naturaleza debería decidir y nosotros, no exceder los límites de la libertad que teníamos: ya que la libertad propia acababa donde empezaba la de los demás, aunque hoy en día uno haga alarde de su libertad aplastando la ajena. Recuerdo sentirme confuso cuando hombres y mujeres eramos todos iguales y luego vi que había que llegar al extremo de dar unos valores "científicos" por los cuales las mujeres eran mas inteligentes que los hombres y otros "sociales" por los cuales todas las mujeres eran iguales (y nosotros a ellas no?, no somos todos humanos?).

Recuerdo demasiadas cosas que jamás llegué a ver en la realidad... que ya no se si mis recuerdos son reales.

A veces siento que quiero dejar de creerme todo eso, igual que uno deja de creer en los reyes magos. Pero al ver como el mundo sigue diciendo esas mentiras en voz alta, como para autoconvencerse de que son verdad (aunque es mentira) decido hacerlas mi propia verdad, decido que mis verdades serán sus mentiras, y sus verdades son mis mentiras, porque no hay nada mas triste que sus verdades, las cuales saben que no lo son, no hay nada mas triste que una realidad en la que no creen ni los mismos artífices de dicha realidad. Por eso creo en mi voluntad, por eso duermo cada noche para cada mañana, (aún sintiendome estos días falto de ambiciones personales) levantarme con nuevas fuerzas para gritar al viento, si bien no tan fuerte como sopla el viento estos días aqui en Galicia, si bien no tan fuerte como los gritos del fútbol, ni tan fuerte como el chundachunda de los pastilleros en sus coches, si lo suficientemente fuerte como para que por la calle cuatro se queden mirando al tarado que va cantando solo como si el mundo no fuera el mismo en el que él vive, y sobre todo para que aqui me lean cuatro pelagatos que correrán la voz, y poco a poco, nuestra verdad será una verdad mayor, y aquellos que hoy viven en sus mentiras verán que de haber sido sinceros con aquello que hacían, se habrían ahorrado el esfuerzo y la carga de conciencia de mentir a sus hijos antes de hacer de ellos un nuevo monstruo humano regido por la contradicción vigente entre palabras y actos.

Señores: como pueden ustedes dormir tranquilos mientras succionan todo el dinero posible a costas de los niños propios y de los demás; como pueden pegar ojo mientras destruyen, derrumban, profanan y desmienten todo aquello que a sus hijos enseñaron con palabras y jamás con hechos (no mas que simbólicos) mancillando la inocencia de un ser que aún no ha tenido la oportunidad siquiera de volverse un imbécil como ustedes; y mas aún ¿Cómo pueden vivir mintiendo a sus hijos sobre todas las cosas que algún día les harán forjar su verdad?

El mundo futuro se está forjando sobre mentiras, mentiras de verdad.

[...] 


Y ruego, por favor, no me vengan fans de la niña que habló en la ONU, conozco el caso; pero no veo donde sigue esa pobre chica luchando con la voz tan alta como pudo luchar aquel día; si lo hace aún, está en mi situación, si no lo hace ya, entonces ha dado la vuelta a sus verdades y mentiras. Aún teniendo 19 años, aún hoy yo: me siento como se sintió esa misma niña. Y espero no ser el único. Ya que sé que no aporto nada nuevo a sus verdades, permítanme recordarles cual es la realidad en la que vivimos.


2 comentarios:

-marta-. dijo...

esta es... una utopïa derrotada....

Carlinha dijo...

Non podo se non chorar, avergonzarme, e volver calar.
Non logro destaparme, enchida de complexos, de medos, de berros reprimidos, afundida entre os miles de convencionalismos e prexuízos…
Atrapada e con medo a escapar...

Síntoo... Sempre coidei ter a voz demasiado feble… E mentres ían coséndose as verbas, entrelazándose ata enrevesarse... toda a miña verdade… de mentiras?.